Contar mi historia me parece esencial, porque contiene varios elementos que podrán serte útiles para empezar a identificar los mismos en la tuya.
Posteriormente vendrán los comentarios que servirán de apoyo a la historia.
El enfoque del blog, será principalmente al trastorno de la madre, porque es mi caso, pero la aplicación se da lo mismo al padre, hermana(o), tía(o), vecina(o), jefe, o cualquier persona que esté fastidiando tu existencia. 1a. Parte
Mi abuelo paterno, fue un hombre serio, estricto, al estilo de aquéllos años, jefe indiscutible de la familia, mano dura, regio...pero a la vez un hombre bondadoso, noble, honesto, trabajador, comprometido con su familia.
Mi abuela, una mujer bondadosa, cariñosa, abnegada, fuerte. Los dos con sus defectos y virtudes, practicantes férreos de la religión católica, siempre unidos en pos de sacar adelante a los hijos.
Mi padre creció en el seno de esta familia, en un pueblo de la provincia mexicana, tuvo varios hermanos,(as), dentro de una situación económica bastante desahogada, que permitió al abuelo enviar a dos de sus hijos, a estudiar, desde la primaria, a la capital, fueron internados en un colegio particular, que desde luego nunca fue del agrado de papá, siempre extrañó el amor y la compañía de toda su familia, los recuerdos que mi padre tuvo de aquél internado, no fueron gratos, pero había que acatar las órdenes del abuelo y así lo hizo. Estudió hasta la enseñanza preparatoria con buenas calificaciones. Mas tarde estudiaría una licenciatura.
Se convirtió en un joven guapo, formal, serio, responsable, educado, honesto y muy cariñoso. Al terminar los estudios, regresó a su pueblo natal a disfrutar de su familia; fue entonces cuando conoció a mi madre, cuando aún eran pubertos. llevaron un noviazgo con altibajos, pero finalmente se casaron de 27 y 23 años respectivamente.
Mi madre crece en una familia también muy católica, mi abuelo, a quien no conocí en persona, pero sí por medio de los relatos de mamá: Dulce, trabajador, bondadoso, dadivoso, hombre sencillo de campo, un santo...
así lo lo tenía catalogado ella y así nos lo transmitió. Todavía cuando platica de él, llora desconsoladamente.
Mi abuelo muere joven, antes de cumplir los 50 años de edad, cuando mi madre aún era una niña.
Mi abuela, una mujer ranchera en su totalidad, siempre al frente del hogar, una mujer con mano dura, estricta y exigente, con dificultad para dar demostraciones de amor.
Mi madre no la menciona tanto como a mi abuelo, siempre me ha parecido percibir algún rechazo oculto de parte de mamá hacia mi abuela...
Mi abuela, una mujer bondadosa, cariñosa, abnegada, fuerte. Los dos con sus defectos y virtudes, practicantes férreos de la religión católica, siempre unidos en pos de sacar adelante a los hijos.
Mi padre creció en el seno de esta familia, en un pueblo de la provincia mexicana, tuvo varios hermanos,(as), dentro de una situación económica bastante desahogada, que permitió al abuelo enviar a dos de sus hijos, a estudiar, desde la primaria, a la capital, fueron internados en un colegio particular, que desde luego nunca fue del agrado de papá, siempre extrañó el amor y la compañía de toda su familia, los recuerdos que mi padre tuvo de aquél internado, no fueron gratos, pero había que acatar las órdenes del abuelo y así lo hizo. Estudió hasta la enseñanza preparatoria con buenas calificaciones. Mas tarde estudiaría una licenciatura.
Se convirtió en un joven guapo, formal, serio, responsable, educado, honesto y muy cariñoso. Al terminar los estudios, regresó a su pueblo natal a disfrutar de su familia; fue entonces cuando conoció a mi madre, cuando aún eran pubertos. llevaron un noviazgo con altibajos, pero finalmente se casaron de 27 y 23 años respectivamente.
Mi madre crece en una familia también muy católica, mi abuelo, a quien no conocí en persona, pero sí por medio de los relatos de mamá: Dulce, trabajador, bondadoso, dadivoso, hombre sencillo de campo, un santo...
así lo lo tenía catalogado ella y así nos lo transmitió. Todavía cuando platica de él, llora desconsoladamente.
Mi abuelo muere joven, antes de cumplir los 50 años de edad, cuando mi madre aún era una niña.
Mi abuela, una mujer ranchera en su totalidad, siempre al frente del hogar, una mujer con mano dura, estricta y exigente, con dificultad para dar demostraciones de amor.
Mi madre no la menciona tanto como a mi abuelo, siempre me ha parecido percibir algún rechazo oculto de parte de mamá hacia mi abuela...
Recuerdos inolvidables de su niñez, los relatos que constantemente mi madre nos platica desde que éramos niñas, revelan lo inmensamente feliz que tuvo que haber sido.
La situación económica de la familia no era boyante, pero no les faltaba nada, en aquélla época el dinero sí tenía un valor mas cercano a lo justo,la mayoría de las familias tenían huerta con todo lo indispensable para pasarla bien. Ahora todo me parece como un cuento: Árboles frutales, verduras, flores, gallinas, pavos, conejos, vacas, caballos, etc. asistían a Colegios privados de poca monta.
Me imagino a los niños y niñas gozando de tanto espacio, para correr, jugar, árboles para subir, bajar y comer ya sea un durazno, una manzana, zarzamoras; caballos a la disposición, leche fresca, huevos del día...
Mi madre de todo eso disfrutó y de que manera, ya que por ser la mas inquieta y traviesa de todos los hermanos, le dio rienda suelta a su imaginación, su intrepidez y sus ganas de comerse al mundo.
Cabe decir, que con el tiempo, supe por medio de un tío que tal vez mi madre exageraba en sus percepciones, ya que según él, vivieron con mucha pobreza.
Regañizas de parte de su madre, que no la aguantaba por rebelde y desobediente; su padre en cambio, la consentía, le gustaba la forma de ser de esa hija tan arriesgada, intrépida y con tintes de líder.
Diez años tenía mamá cuando mi abuelo enfermó, poco a poco se iría debilitando y trabajando menos, tal vez un cáncer, nunca lo supieron.
La familia cayó en desánimo, mi madre tuvo conciencia por vez primera de lo que era el sufrimiento. Por este motivo y otros, se vieron obligados a trasladarse a otro pueblo cercano.
No tengo claridad en las fechas, pero creo que en este lapso muere el abuelo, un golpe muy duro para todos, mi madre lloró y lloró, no solo amaba a su padre, lo adoraba; tanto que lo idealizó.
Por lo apremiante de la situación, el hermano mayor montó un pequeño negocio y se llevó a mi mamá a trabajar con él.
Al año el negocio sería el mas popular, mamá ya conocía entonces a mucha gente y tenía sus amiguitas, entre ellas otra güerita de su edad, que en sus días de descanso solía visitar en su casa. Ahí mero fue cuando conoció a mi padre, quien quedó de inmediato prendado de aquélla chiquilla vivaz, bonita y educada. Tiempo después se harían novios...
A mamá le agradaba mucho asistir a la casa de su amiga, porque todo era muy diferente a la suya, desde el 1er. día que entró se sorprendió al ver que tenían varios sirvientes a su servicio, tampoco es que vivieran en la opulencia, pero sí con sobrada comodidad. Mi madre estaba deslumbrada, para ella todo eso era nuevo, se sintió atraída por el nivel social, económico y cultural de esta familia.
El noviazgo transcurriría con algunos asegunes, mientras tanto en la familia de mamá ocurrieron varios eventos adversos y por tal motivo los cambios en la familia fueron inminentes. El negocio cerró, las necesidades apremiarían, la decisión tomada y mi madre se vio en la necesidad de ir a la capital a probar suerte, ya que, aunqeu no era la mayor, sí la que tenía algo de experiencia por lo del negocio familiar.
Al día siguiente mi madre y otro hermano con tan solo 16 y 17 años de edad, saldrían a la calle en busca de trabajo, acompañados por una prima que conocía bien las calles. Mamá con miedo, angustia, todo lo veía grande, los autos, los edificios, tanta gente, todo era diferente. Después de varios días y algunas entrevistas, se colocaría en un negocio similar al que tenían allá en su pueblo. Era la mas pequeña de todos los empleados; su corta edad, su belleza, su carácter resuelto y disposición para aprender, pronto ganarían la confianza de jefe y compañeros.
La diferencia del pueblo a la ciudad era enorme, le estaba resultando algo complicado adquirir tanto conocimiento por eso tomaría la decisión de no despegarse de los que mas sabían y poco a mucho fue aprendiendo; de su lado tenía el poseer muchas cualidades, como la intrepidez , el ser tan arriesgada, abusada y empecinada en lograr lo que se proponía.
Tanto adelantó en conocimientos, que incluso superó a compañeros con mas edad y experiencia que ella.
Mi madre avanzaría a pasos agigantados; un mejor puesto y el reconocimiento del jefe. ni el puesto, ni la empresa eran de gran nivel, pero ella igual se sentía como si lo fuera. De pronto un día mi padre llegaría a la capital a quedarse definitivamente, intentando reanudar la relación de noviazgo con mamá.
Pasaría el tiempo y desde que a mi madre la habían nombrado jefa, conservó ese puesto por siempre. Se dejaba querer, adular, le gustaba que todos la admiraran, varios pretendientes, pues era muy guapa, además de alegre, amiguera, extrovertida, segura de ella misma.
Las circunstancias propias de las necesidades familiares produjeron en mi madre una madurez temprana.
Pero llegaría el momento en que contraería nupcias y la vida de mis padres daría un giro total.
2a. Parte
Al poco tiempo se convertiría en madre de un hermoso bebé, después el segundo, el tercero, el cuarto...fuimos varios, mujeres y hombres pa´escoger, El trabajo se triplicaría pues además debía cumplir con las obligaciones para con su esposo. Tenían lo necesario, pero no todas las comodidades y con esas carencias, mamá demostraría que tenía madera para ser una buena madre y esposa.
Mientras tanto mi padre ya estaba trabajando en una reconocida empresa, con miras a prosperar y lo lograría a base de esfuerzo, responsabilidad y buen empeño en sus funciones. Asumiría su papel de esposo y padre con mucho amor, encargándose(como casi todos los padres en aquéllos años 50s.), de proporcionar toda la seguridad económica para su familia, era la costumbre y educación de aquéllos años, por lo tanto no realizaba ninguna labor hogareña, cuando se encontraba en casa; descansaba y esperaba a que mi madre lo atendiera, así se estilaba en aquéllos años, si acaso le ayudaba en algunas ocasiones con algunos menesteres que tenían que ver con nuestro cuidado, pero recuerdo que nos consentía y era muy cariñoso con nosotras(os). Fue un hombre cumplido, honesto, no muy sociable, pero sí respetuosos amable y educado; serio pero muy cariñoso, un hombre con mucha humildad, con sus defectos y errores, pero con mucha sensibilidad y empatía. Como ya antes mencioné, mi madre tenía sobrada energía, era muy inquieta, sociable, extrovertida, creativa, gustosa de tener la casa brillando de limpia, ordenada, a veces con exageración, tirándole a la obsesión; diligente, todo lo hacía rápido y bien.
En nuestros cumpleaños siempre armaba fiestas de 10, todo lo hacía ella, desde las gelatinas, bocadillos, pastel, etc., en las vacaciones nos hacía kermeses y mil cosas mas. También aprendió a coser, primero a mano, después con máquina, varios vestidos nos hizo, bien hechos y en tiempo récord.
Pronto mi madre se convertiría en "Una señora modelo", vecinas, amistades, madres de familia- del Colegio donde asistíamos- , familiares...todas y todos le aplaudían, adulaban, la ensalzaban, la ponían como ejemplo a seguir; además admiraban su belleza física, su elegancia en el vestir, su personalidad arrolladora que denotaba mucha seguridad, su carácter firme y agradable...no era alta de estatura, pero lo parecía.
Nosotras(os) sus hijas(os), también llamábamos la atención por ser muchos y todos bonitos, pero la que proclamaba ser la número uno, siempre fue y sigue siendo mi madre.
Por ello crecimos pensando que si ella era siempre el centro de atención, obvio era el ejemplo a seguir, pero ese ejemplo resultaría inalcanzable en aquél entonces, ya que ella se inventó un perfil imposible de imitar.
*****
Empezamos a crecer y crecieron también los problemas con mis padres, ya sabes, la llamada "brecha generacional".
La adolescencia traería consigo cambios que no gustaron a mis padres, y eso provocaría que papá se convirtiera en una especie de ogro celoso, imagínate con tantas hijas y varios jovencitos pretendiéndolas, no era para menos. Cómo lo hicimos sufrir y él a nosotras. Mas he de decir que solo fue una etapa pasajera; con mi madre resultaría mas complicado, pues al darse cuenta que crecíamos, que empezábamos a salirnos del jacal y a pretender tener nuestro propio criterio, se dio cuenta con bastante claridad que si no actuaba, perdería el control total que entonces ya ejercía sobre todos sus hijas(os), pero de manera mas incisiva con nosotras las mujeres. Acostumbrada a vestirnos , peinarnos a su gusto, decorar la casa y nuestras recámaras como ella quería y hasta pensar por nosotras y darse cuenta de que nosotras despuntábamos para ser y tener cualidades similares a las de ella y hasta con la amenaza de ser desplazada...no le gustó en lo mas mínimo.
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Pasado algún tiempo, cuando ya habíamos crecido lo suficiente para no requerir tantos cuidados, mi madre decidió que ya era hora de salir de casa a trabajar, no es que hubiera la necesidad de hacerlo, pues en ese tiempo, afortunadamente mi padre ya se había consolidado en su trabajo, se lo había ganado. Y si bien no vivíamos con lujos, sí con todo lo necesario como para poder asistir todos a colegios particulares, sin viajes al extranjero, pero sí muchos paseos, comer, vestir bien y poder festejar nuestros cumpleaños de manera espléndida.
La realidad es que mi madre extrañaba la vida laboral, el sentirse económicamente independiente, sentirse jefa, admirada, envidiada...con una necesidad de desbordar esa energía que le salía por los poros.
Buscó y encontró una empresa donde le dieron el sí; pero mi padre le daría el "no". Sin embargo, pronto surgiría otro plan, uno donde mi padre no pudiera oponerse, fue así como entró a un grupo religioso en la parroquia de su colonia, ahí daría inicio a una serie de acciones fungiendo siempre como líder. Sus actividades irían creciendo y variando, culminando cuando mi mamá tendría aproximadamente 77 años de edad.
Todo lo que emprendía, le salía bien, desde sus primeras actividades en la parroquia, se colocaría como la cabeza del grupo y así en todos los demás que fue creando. Grandes labores llevaría a cabo, los grupos y las actividades crecerían, el párroco y los otros sacerdotes la respetaban y admiraban, llegó a tener cierto poder en esa parroquia.
No conforme con eso y ya encarrerada, extendió sus actividades a otros ámbitos, tomó varios cursos y de lo que aprendía, por lo regular, terminaba enseñando. Fue maestra de varias disciplinas, talleres y mas...
Se habría dado a la tarea de aprender nuevas palabras, algunas domingueras, aprendió todo lo referente a convertirse en una buena anfitriona, a refinar sus gustos y saber comportarse en sociedad. Quizá aquí es justo recordar que ella solo estudió la primaria, así que todos esos cursos, eran totalmente nuevos para ella. Ya para entonces, de manera muy hábil, mamá se había hecho de varias amistades con un nivel de vida económico y social mas alto de lo que en realidad nosotros como familia y de manera natural, no teníamos. Así que fue penetrando cada vez mas en esos ambientes e instigando, de alguna manera a mi padre, para que ese fuera su estilo de vida permanente, cosa que no sucedió del todo, pues como dije antes, no había los recursos necesarios para competir con ese estilo de vida que llevaban sus amistades, quienes viajaban con frecuencia y compraban sus vestimentas en tiendas de marca. Pero lo que sí había logrado mi madre, sería ejercer un insano control sobre nosotras sus hijas e hijos, y si mi padre se hubiera dejado, también a él, por eso discutían tanto.
Las alabanzas a mi madre fueron creciendo, a la par que su vanidad y soberbia. Era muy afecta a colocar fotografías de la familia por toda la casa, pero resultaba evidente que las de mi madre superaban en cantidad a cualquiera, ella sabía muy bien que no había persona que las viera, sin dejar de admirarla y hacer comentarios, ya que mi madre parecía actriz de cine por su belleza y gran porte, digna de aquéllas divas de los años 40s.
3a. Parte
Mi madre fue perdiendo piso...
Los altercados con ella crecieron, tal parecía que no le gustaba ver como al ir creciendo mostráramos cualidades, habilidades y muchas herramientas para hacerla en grande. Aunque ya en ese entonces tengo que decirlo con tristeza, mi madre, de tanto ponerlos el pie encima con sus comentarios hirientes, su forma de tratarnos y su carácter inquebrantable, había logrado hacernos unas jovencitas inseguras y muy tímidas. En todo momento se la pasaba hablando de sus logros, que ya nos sabíamos de memoria. Ademas de ser líder en todos los grupos donde participaba, también, por supuesto, llevaba la batuta en el hogar, a veces con la anuencia de mi padre y a veces para disgusto de él, ahora sé por qué peleaban tanto, quizá mi papá se daba cuenta de algo, a él no lo pudo someter, sino hasta que se enfermó y se quedó sin dinero.
Nos dábamos cuenta que nuestras amigas se llevaban bien con sus mamás, incluso algunas con cierta camadería; quisimos hacer lo mismo con la nuestra, pero fuimos rechazadas... mi madre de inmediato pintó su raya y en tono muy grave nos dijo:" ¡No! a mi no me van a tratar así, no somos iguales, yo soy la mamá y ustedes las hijas y a mi me respetan".
Creo que a partir de ahí se creó un abismo entre ella y nosotras, también a partir de ese suceso, las hermanas nos unimos todavía mas. Éramos muy afectas a reunirnos en alguna de las recámaras y contarnos nuestras cuitas y la pasábamos realmente muy a gusto, pero si de pronto mi madre llegaba, de inmediato se hacía el silencio y cambiábamos de tema o iniciábamos un tema alterno que supiéramos de antemano que a mi madre le iba a gustar. Pero obviamente esto no pasaría inadvertido para ella y cada vez que se acordaba nos echaría en cara su exclusión del grupo, cuando ella misma lo habría propiciado. Lo contrario a ella era mi padre, muy cariñoso con todas(os)las hijas(os), eso tampoco le gustaría a mi madre, y aunque papá, como ya lo mencioné anteriormente era serio y enojón, se daba cuenta de muchas cosas que a mi madre se le pasaban, se le olvidaban o a propósito las ignoraba, por eso mi padre fue quien por 1a. vez nos compró algunos artículos femeninos que a mi madre se le escaparon.
Por mi forma de ser tan inquieta y rebelde, sentía que me asfixiaba en casa, los constantes pleitos con mis padres eran insoportables, por eso decidí irme de casa y se armó la tremolina. Fueron 2 años donde me sentí libre y feliz, pero también con experiencias negativas, por ser tan inmadura e insegura, cometí muchos errores.
Todos en la familia me dejaron de hablar, era yo la mala, mi madre se encargó de colocarme etiquetas negativas y por supuesto todos pensaban igual que ella. Es verdad que les dí mucha lata, mi rebeldía a veces se pasaba de la raya, pero lo que necesitaba era comprensión y no ser juzgada de esa manera, me vi envuelta en muchos líos no tan graves, pero que fueron minando mi autoestima.
Cuando regresé a casa, mi madre estaba feliz de verme derrotada, aunque entonces creía firmemente que ella solo quería mi bien. Mi regreso a casa no fue la mejor idea, regresé a someterme una vez mas a los caprichos de mi madre y peor aún, era la oveja extraviada, debía ganarme la confianza de todos, mis hermanas apenas si me hablaban, me miraban como si yo fuese la peor mujer del mundo, lo grave del asunto es que sí me lo creí, por lo que inicié una vida casi cercana a la santidad, como a mi madre le gustaba; entré a un grupo religioso para darle gusto a todos. Pasado el tiempo, se empezaron a casar, una, dos, tres...al poco tiempo también yo me casé, no aguanté la convivencia con mi madre y además porque quedé convencida que la santidad no era para mi. Como podrás imaginar mi matrimonio no funcionó, 2 seres inmaduros juntos...un caos.
A pesar de eso, hermanas y hermanos, sí tuvimos una etapa mas o menos bella, cuando nuestros hijos estaban chicos y nosotras jóvenes, entonces con la alegría y energía propias de la juventud, teníamos muchos sueños, ilusiones, esperanzas...mis padres felices de ser abuelos, nosotras,os felices de ser madres, parecía que nos deparaba un futuro lleno de alegría, seguido nos reuníamos las hermanas a platicar a departir, a quejarnos de los hombres, a reír...la verdad siempre estuvimos muy unidas, con mucho amor, siempre ayudándonos las unas a las otras. Aunque a decir verdad, yo pasaba días regulares y otros malos, con el divorcio me vine abajo y me alejé un poco de mis hermanas para darle duro a la fiesta, sabía que ellas no estaban de acuerdo con mi estilo de vida. una pareja, otra, la fiesta, un empleo, otro, mi economía pésima.
Obvio pensaba que por llevar una vida tan caótica, no podía tener otros resultados. Mientras tanto a mis hermanas y hermanos les iba bien, se empezaron a alejar de mi o yo de ellas, quería ser libre, no me gustaba que me limitaran.
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Nuestros hijos crecieron... mi padre enfermó.
Un día mi madre nos convocó a una junta en su casa, para informarnos de una decisión relacionada con mi padre y de esa manera nos involucró también a nosotros. Lo que ahí sucedió, no lo contaré porque me provoca una profunda tristeza, mas he de decir que ese suceso dejó una huella imborrable en todos los miembros de la familia, que a la fecha sigue dañando nuestros corazones.
(2013), mi madre tiene 90 años de edad, se encuentra lúcida, continúa controlando todas las actividades de la casa y negocio, sin dejar que nadie meta mano, con la creencia de que ella lo puede todo y que sus hijos por inútiles no podríamos hacerlo. Un hermano ya mayor que nunca se casó vive con ella, es su esclavo, carente de personalidad, de criterio propio, de dignidad...es como el clon de mi madre, pero un clon -robot. Es asombroso y triste darse cuenta que no ha cambiado un ápice, que sigue defendiendo por todos los medios ser la número Uno.
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Durante aproximadamente 2 años, no obstante tener la foto de mi padre en mi buró, no la veía, no me atrevía a posar mi mirada en su rostro. Este es un tema en el que no me extenderé, por el dolor tan inmenso que me causa, sin que por ello lo minimice y mucho menos lo oculte.
Pasaron esos dos años y empezaron a ocurrir situaciones negativas en la familia, lo mío no era novedad, siempre me iba mal en casi todo, pero no era así con mis hermanas(os), entonces llamaba la atención que se inició una serie de problemas económicos, después de salud y de otra índole. Soy sobreviviente de un cáncer y de ahí le siguieron
Divorcios, enfermedades graves, sucesos tristes...después le siguieron los fallecimientos, de integrantes de la familia, aún jóvenes, sucesos muy doloroso para toda la familia, hermanas(o) viudas aún jóvenes y luego el fallecimiento de 2 hermanos. Todos los fallecimientos tuvieron en común, aparte de la tristeza normal, situaciones trágicas.
En el año 2009 a raíz de una serie de situaciones nada agradables como pérdida de un ser querido, pérdidas materiales, de empleo, se quedaron sin dinero, mi hermana y sus hijos, se vieron en la necesidad de dejar, el hogar donde vivían en un sitio lejano para emigrar a México, a la casa familiar, como recordarás, ya no estaba mi padre, él ya había fallecido.
Así que, antes de llegar, habíanle solicitado refugio a mi madre, negándoselas de primera instancia y gracias a que algunos hermanos abogamos por ellas, al fin accedió, no de muy buen agrado. Durante el 1er. año de estancia en la casa familiar, todo parecía ir bien, poco después empezaron los problemas con mi madre, a tal punto que inventó situaciones inexistentes para tener un pretexto y echarlas de allí. La situación se tornó insoportable ya que mi madre se encargó de difundirlo con los demás hermanos y por supuesto le creyeron. Aquéllo terminó muy mal y mi madre de nuevo hizo lo mismo que a mi padre, las corrió. Tuvieron que irse a otro lado sin nada, a empezar nuevamente sin un centavo, a pesar de que mis sobrinos, ya habían conseguido trabajo y mi hermana iniciaba un pequeño negocio, tuvieron que dejarlo todo e irse solo con sus cosas personales. La única que en esta ocasión sí levantó la voz, fui yo.
Todavía no lo puedo creer, no bastó con lo que pasó con mi padre, una vez mas mi madre lo hizo y mis hermanas y hermanos lo volvieron a consentir, le volvieron a creer , juzgaron, recriminaron y etiquetaron a mi hermana y a sus hijos.
Algo se rompió en la familia, heridas y huellas imborrables y aunque con el tiempo tal vez algunos,as de mis hermanas, os, se den cuenta...ya nada será igual.
Mi madre logró lo que anhelaba... poner distancia entre los hermanos.
Este blog, recién se está configurando, pronto agregaremos sección de comentarios, chat y mas.
ResponderEliminarGracias por la espera.