01 marzo 2013

¿Cómo rayos le hago para salir de esto?

                                             
                                                   

Pero ¿Por qué es tan complicado safarse de una dinámica familiar tan enferma? ¿Por qué nos sentimos encadenados a ella?
¿Por qué cuesta tanto trabajo tomar una decisión firme?
Quizá te preguntes a ti misma o me preguntes a mi: Si te dabas cuenta ¿Por qué no actuaste a tiempo? Para quien no ha vivido una experiencia similar, no es fácil de entender y para quien sí lo ha vivido, no es tan fácil de aplicar, es decir, de actuar a tiempo.
Imagínate, yo, una niña viviendo en un contexto familiar, en donde parecía que todo marchaba bien, con padres católicos, - en ese entonces y a esa edad, era la única religión que conocía- para mi, mis padres eran insuperables, nos querían, nos cuidaban, éramos una familia unida. Recuerda que fuimos educadas de manera estricta, nos sobre-protegían, casi no nos dejaban salir, ser buenas significaba ir a misa todos los domingos, no decir groserías y acatar las órdenes de papá y mamá; nos salvó que fuimos muchos y entre nosotros armábamos nuestros juegos y también con los vecinos, sí nos divertíamos y sí fuimos felices, no nos pasaba por nuestra mente ninguna nube gris. A pesar de que desde niña me regañaban y me golpeaban, era tanta mi inquietud por hacer travesuras que, aparentemente, pasaba por alto esos desatinos, para seguir sumida en mi propio mundo de juegos y felicidad.
Las demás personas nos tenían como familia modelo, mamá era considerada como la mujer perfecta, casi le ponían un nicho y los sacerdotes, que eran en ese entonces ley, la querían, la consentían, incluso varias veces nos decían: Siempre háganle  caso a su mamá, para que cuando crezcan sean como ella. Así crecimos con esas ideas, ¿Cómo rayos iba yo a pensar que mamá en vez de impulsarme para crecer, me estaba poniendo el pie para que no avanzara?  Ni con el pensamiento me estaba permitido y si lo hacía, al rato me sentía culpable con la creencia de que me iría al infierno.
Al contrario, siempre creí que la mala, era yo, la inútil, la tonta, la que jamás llegaría a ser como mi madre, todo lo que pasaba a mi alrededor indicaba que ella era la mejor madre del mundo.
Con esas creencias erróneas crecimos, la semilla del "tu no vales y jamas llegarás a hacer algo en tu vida" la traíamos incrustada en el alma" pensamientos arraigados que fuimos arrastrando a lo largo de nuestra vida y aunque sí logré hacer varias cosas, al igual que mis hermanas (os), pero a la vez iríamos cometiendo varios errores garrafales, no aprendimos a ser asertivas, menos resilientes y eso mismo se los traspasamos a nuestros hijos, por fortuna todos son jóvenes de noble corazón, pero con una gran inmadurez
Mas adelante hablaremos de los distintos trastornos y/o diferentes nombres con los que se le conoce a este tipo de desarreglos, con mi particular punto de vista y por su puesto con la consabida bibliografía, para que no dejes de leer los artículos de especialistas, personas que con título en mano, te pueden explicar de manera científica y con términos propios, cómo, cuando y por qué surgen estas desviaciones y las estrategias adecuadas para una sanación. Yo hablo solo de mi propia experiencia de tantos años vividos y que a mi edad de casi 60 años, a pesar de considerar que ya estoy fuera, no lo estoy del todo, sobre todo por el daño que ya está hecho.
Actualmente, mi hermana y yo, estamos juntando los pedazos  que quedaron, para reconstruir nuestra vida y aunque no la tenemos nada fácil, créeme, que sí se puede, no importa la edad que tengas, siempre es el tiempo adecuado para hacer cambios positivos, siempre, mientras estemos vivos, hay esperanzas, ilusiones, ganas de ser feliz, de reír, de ser mejores seres humanos; pero sobre todo de creer que Dios está con nosotros, creerlo de verdad no por obligación como nos enseñaron cuando éramos niñas. 
Si eres una jovencita o un jovencito, estás en el momento justo de abrir los ojos, tomar distancia y actuar para salirte de esa situación que estés viviendo.
Adelante amiga, amigo, no te desesperes, tampoco te quedes cruzado de brazos, sí hay una solución.