Contar mi historia me parece esencial, porque contiene varios elementos que podrán serte útiles para empezar a identificar los mismos en la tuya.
Posteriormente vendrán los comentarios que servirán de apoyo a la historia.
El enfoque del blog, será principalmente al trastorno de la madre, porque es mi caso, pero la aplicación se da lo mismo al padre, hermana(o), tía(o), vecina(o), jefe, o cualquier persona que esté fastidiando tu existencia. 1a. Parte
Mi abuelo paterno, fue un hombre serio, estricto, al estilo de aquéllos años, jefe indiscutible de la familia, mano dura, regio...pero a la vez un hombre bondadoso, noble, honesto, trabajador, comprometido con su familia.
Mi abuela, una mujer bondadosa, cariñosa, abnegada, fuerte. Los dos con sus defectos y virtudes, practicantes férreos de la religión católica, siempre unidos en pos de sacar adelante a los hijos.
Mi padre creció en el seno de esta familia, en un pueblo de la provincia mexicana, tuvo varios hermanos,(as), dentro de una situación económica bastante desahogada, que permitió al abuelo enviar a dos de sus hijos, a estudiar, desde la primaria, a la capital, fueron internados en un colegio particular, que desde luego nunca fue del agrado de papá, siempre extrañó el amor y la compañía de toda su familia, los recuerdos que mi padre tuvo de aquél internado, no fueron gratos, pero había que acatar las órdenes del abuelo y así lo hizo. Estudió hasta la enseñanza preparatoria con buenas calificaciones. Mas tarde estudiaría una licenciatura.
Se convirtió en un joven guapo, formal, serio, responsable, educado, honesto y muy cariñoso. Al terminar los estudios, regresó a su pueblo natal a disfrutar de su familia; fue entonces cuando conoció a mi madre, cuando aún eran pubertos. llevaron un noviazgo con altibajos, pero finalmente se casaron de 27 y 23 años respectivamente.
Mi madre crece en una familia también muy católica, mi abuelo, a quien no conocí en persona, pero sí por medio de los relatos de mamá: Dulce, trabajador, bondadoso, dadivoso, hombre sencillo de campo, un santo...
así lo lo tenía catalogado ella y así nos lo transmitió. Todavía cuando platica de él, llora desconsoladamente.
Mi abuelo muere joven, antes de cumplir los 50 años de edad, cuando mi madre aún era una niña.
Mi abuela, una mujer ranchera en su totalidad, siempre al frente del hogar, una mujer con mano dura, estricta y exigente, con dificultad para dar demostraciones de amor.
Mi madre no la menciona tanto como a mi abuelo, siempre me ha parecido percibir algún rechazo oculto de parte de mamá hacia mi abuela...
Mi abuela, una mujer bondadosa, cariñosa, abnegada, fuerte. Los dos con sus defectos y virtudes, practicantes férreos de la religión católica, siempre unidos en pos de sacar adelante a los hijos.
Mi padre creció en el seno de esta familia, en un pueblo de la provincia mexicana, tuvo varios hermanos,(as), dentro de una situación económica bastante desahogada, que permitió al abuelo enviar a dos de sus hijos, a estudiar, desde la primaria, a la capital, fueron internados en un colegio particular, que desde luego nunca fue del agrado de papá, siempre extrañó el amor y la compañía de toda su familia, los recuerdos que mi padre tuvo de aquél internado, no fueron gratos, pero había que acatar las órdenes del abuelo y así lo hizo. Estudió hasta la enseñanza preparatoria con buenas calificaciones. Mas tarde estudiaría una licenciatura.
Se convirtió en un joven guapo, formal, serio, responsable, educado, honesto y muy cariñoso. Al terminar los estudios, regresó a su pueblo natal a disfrutar de su familia; fue entonces cuando conoció a mi madre, cuando aún eran pubertos. llevaron un noviazgo con altibajos, pero finalmente se casaron de 27 y 23 años respectivamente.
Mi madre crece en una familia también muy católica, mi abuelo, a quien no conocí en persona, pero sí por medio de los relatos de mamá: Dulce, trabajador, bondadoso, dadivoso, hombre sencillo de campo, un santo...
así lo lo tenía catalogado ella y así nos lo transmitió. Todavía cuando platica de él, llora desconsoladamente.
Mi abuelo muere joven, antes de cumplir los 50 años de edad, cuando mi madre aún era una niña.
Mi abuela, una mujer ranchera en su totalidad, siempre al frente del hogar, una mujer con mano dura, estricta y exigente, con dificultad para dar demostraciones de amor.
Mi madre no la menciona tanto como a mi abuelo, siempre me ha parecido percibir algún rechazo oculto de parte de mamá hacia mi abuela...